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Qué habilidades necesita un buen sumiller hoy

  • Conoce las habilidades que debe tener un buen sumiller: conocimiento técnico, comunicación, servicio, gestión y formación para ejercer de forma profesional.
  • ¿Cuánto gana un sumiller en España?
Cualidades de un buen sumiller

Cualidades necesarias para ser un buen sumiller

Hoy en día, el papel del sumiller va mucho más allá de recomendar un vino en un restaurante. Es un perfil profesional que combina conocimientos técnicos, habilidades comunicativas y una clara orientación al cliente. A lo largo de este artículo, compartimos una visión realista de la profesión basada en la experiencia práctica y docente en el ámbito de la sumillería.

Mucho más que un buen paladar y olfato

Existe la idea de que para ser sumiller hay que “nacer” con un paladar y un olfato excepcionales. La realidad es muy distinta. Ambas capacidades se entrenan con práctica, técnica y constancia.

A través de ejercicios específicos como disoluciones para identificar sabores básicos o entrenamientos de memoria olfativa cualquier persona puede mejorar de forma notable. El uso de sets de aromas, así como el trabajo con ingredientes naturales como frutas, hierbas o especias, forma parte del aprendizaje habitual en sumillería.

CÓMO SER SUMILLER

Conocimiento técnico del vino… y de mucho más

El sumiller no solo debe dominar el mundo del vino, sino tener una visión amplia y multidisciplinar. Quesos, aceites, destilados, cervezas o cafés forman parte del conocimiento que enriquece su labor diaria.

Además, la relación entre bebida y gastronomía es clave. Entender los platos, los ingredientes y las técnicas culinarias permite crear armonías que mejoran la experiencia del cliente y aportan valor real al servicio.

Comunicación: saber explicar sin resultar pedante

Una de las habilidades más importantes y a veces olvidada es la comunicación. El sumiller debe ser capaz de explicar el origen, el trabajo y la historia que hay detrás de una copa de vino con un lenguaje claro, cercano y adaptado a cada cliente.

Escuchar es tan importante como hablar. Preguntar por gustos, preferencias o el momento que se quiere acompañar permite ofrecer un servicio personalizado y acertar en la recomendación.

Servicio, hospitalidad y actitud profesional

El conocimiento técnico pierde valor si no va acompañado de una buena actitud de servicio. La hospitalidad, la empatía, la naturalidad y la humildad forman parte del día a día de un buen sumiller.

Cuidar los detalles, mantener una presencia profesional y mostrar predisposición son aspectos que marcan la diferencia en la experiencia del cliente.

Gestión de bodega y visión de negocio

La sumillería también tiene una parte menos visible, pero fundamental: la gestión. Controlar el stock, los costes, los márgenes y la relación con proveedores es clave para garantizar la rentabilidad del negocio.

Un buen sumiller entiende que su trabajo también impacta en la viabilidad económica del establecimiento.

Cultura gastronómica y actualización constante

El sector gastronómico evoluciona continuamente, y el sumiller debe mantenerse al día. Conocer nuevas tendencias, bodegas, productos y elaboraciones es imprescindible para responder a un cliente cada vez más informado y exigente.

Ferias, catas, viajes, presentaciones y el intercambio con otros profesionales forman parte de ese aprendizaje constante que hace de la sumillería una profesión dinámica y apasionante.

¿Cómo convertirse en sumiller profesional?

Es posible iniciarse de forma autodidacta, pero para ejercer como profesional resulta clave contar con una formación especializada que aporte método, criterio y experiencia práctica.

Actualmente existen distintas opciones formativas en sumillería, tanto presenciales como flexibles, que permiten adquirir los conocimientos necesarios y avanzar hacia la profesionalización del sector.

El Curso de Sumiller Profesional de la Escuela de Hostelería y Turismo Davante combinan contenidos actualizados con prácticas en empresas, acuerdos con establecimientos del sector hostelero y bolsa de empleo activa, facilitando la incorporación al mercado laboral. Una metodología pensada para aplicar lo aprendido en contextos reales y avanzar con mayor seguridad hacia la profesionalización.

Ser sumiller es una combinación de conocimientos, habilidades y pasión por la gastronomía. Un perfil que se construye con formación, práctica y por supuesto vocación.

 

Por Escuela Hostelería y Turismo Davante

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